Mar García, presidenta de la Fundación Terapias Naturales, hizo énfasis en la necesidad de una regulación de las MTCI

Mar García, presidenta de la Fundación Terapias Naturales, hizo énfasis en la necesidad de una regulación de las MTCI

La Medicina Tradicional, Complementaria e Integrativa ocupa un importante lugar en nuestro entorno. Y si bien su implementación y desarrollo no ha sido en muchas ocasiones fácil en el mundo occidental, generalmente encerrado en el sistema dominante de la medicina convencional, si ha ido ocupando posiciones en los cuidados médicos de la sociedad y en sus sistemas de salud.

Hablar del uso de las Medicinas Tradicionales, Complementarias e Integrativas en su conjunto, es hablar de una realidad en evolución constante. Los avances en los últimos decenios han sido notorios, pero especialmente si algo ha cambiado a lo largo de estas últimas décadas, es el nivel de penetración que han alcanzado en la sociedad actual.

Hace ya años, mejor dicho, miles de años, que existen las Medicinas Tradicionales. Sin embargo, no hace tantos años que el conjunto de Medicinas Tradicionales, Complementarias e Integrativas han alcanzado una dimensión de alta profundidad en la mayoría de las realidades sociales de los países desarrollados.

Es relativamente reciente, de la era actual, que desde todos los frentes y cada vez con más fuerza, se potencia y estimula el desarrollo de este tipo de Medicinas Tradicionales e Integrativas, complementando a la Medicina convencional. Así lo demuestra, el apoyo y uso social que de ellas se hace.

Hoy en día, es más que evidente que una gran parte de la sociedad utiliza o desea utilizar este tipo de medicina, que la gran mayoría de las sociedades la conoce sobradamente, y que el grado de satisfacción con las medicinas naturales es muy alto. Prueba de ello es la Estrategia de la OMS 2014-2023 para las MTCI, recientemente publicada.

Por otro lado, la situación de los estudios de índole sanitaria, los denominados de Ciencias de la Salud, no se alejan en nada de la realidad legal y administrativa que los envuelve, pero a pesar de ello, sí que colisionan plenamente con la realidad social que se vive.

A pesar del acercamiento en los últimos tiempos, y de una mayor predisposición para corregirlo, la legislación da un enfoque y predominio absoluto a la medicina occidental o alopática, en detrimento de otro tipo de medicina. 

Del mismo modo, las aulas y los centros formativos sean de la esfera que sean, forman parte del entramado oficial que perpetua la falsa imagen de un solo, y único, modelo válido de medicina. Esto se evidencia claramente con la llamada “medicina integrativa” (combinación de ambas medicinas), que, si bien no se estudia oficialmente en las Universidades, si es objeto de investigación y puesta en práctica en Centros Hospitalarios de prestigio en diferentes países del mundo.

La Estrategia de la OMS 2014-2023 sobre Medicina Tradicional, insta a los países miembros a su regulación como paso previo a la incorporación en los Sistemas Nacionales de Salud. Aun así, la controversia persiste, aunque en los últimos años hemos visto como se regulaba en países como EE. UU., Australia, Chile o Portugal, y conocemos que en otros países está en proceso de regulación más o menos avanzada.

                                         

Efectivamente, la Organización Mundial de la Salud recomienda encarecidamente la regulación de las Medicinas Tradicionales y Complementarias, así como su integración en los Sistemas Nacionales de Salud; y lo hace, como respuesta a las necesidades y retos identificados por los Estados miembros, y basándose, además, en el trabajo realizado en la Estrategia de Medicina Tradicional 2002-2005 que precede a la actual. Esta Estrategia actualizada para el período 2014-2023, dedica más atención que la anterior a los sistemas y servicios de salud, incluyendo los productos, las prácticas y los profesionales.

Si observamos los niveles de uso de las MTCI por parte de la población, las Estadísticas revelan, dependiendo de los países, que entre el 20% y el 75% de los ciudadanos, las han utilizado alguna vez, y entre el 7% y el 30% las han utilizado en el último año. Y, además, se constata un alto grado de satisfacción de los usuarios.

Podemos desglosar de estos datos, que, tanto por su nivel de utilización por parte de la ciudadanía, como por la necesidad de garantizar la calidad y seguridad de los pacientes, es absolutamente necesaria su regulación.

Observamos también, que en los países en los que ya se ha regulado, ha habido que superar una serie de dificultades. Ponemos algunas de relieve por sus características comunes:

  1. El conflicto de intereses entre sanitarios y no sanitarios, aunque, sin embargo, como no podría ser de otra manera, la inmensa mayoría de unos y otros coinciden en la necesidad de la pretendida regulación. En este sentido puedo decirles que, en España hemos dado un paso muy importante a través de la Fundación Terapias Naturales, que me honro en Presidir, al integrar tanto a profesionales sanitarios como no sanitarios en una posición regulatoria común, que garantice la calidad, la seguridad y la eficacia de los tratamientos a nuestros ciudadanos.
  2. Los opositores a cualquier tipo de regulación por intereses particulares, que se da tanto por parte de los profesionales sanitarios como de los no sanitarios, y entre los que encontramos algunos Colegios Profesionales, Asociaciones, Escuelas y Profesionales a título individual, además de los contrarios a las MTCI (a las que denominan Pseudociencias).

  1. Los políticos, que son quienes deben regular. El vacío legal en el que se encuentran estas disciplinas en España no es imputable a los profesionales, si no a los poderes públicos que gobiernan el Estado. Hoy, a pesar de haber incluido diferentes partidos políticos a largo del tiempo la regulación de las MTCI en sus programas electorales, y después de haber gobernado, la regulación aún no se ha producido.

De las regulaciones de países occidentales que conocemos, se desprende que, cuando se ha regulado el sector,  y se han establecido los mecanismos legales y reglamentarios para acreditar a los que estaban ejerciendo,  y además se han establecido los estudios y titulaciones correspondientes para el posterior ejercicio profesional,  el resultado es que, se incrementan los recursos públicos y privados invertidos en el sector,  y mejoran por tanto la calidad de los estudios, y la eficacia y la seguridad de los tratamientos en la práctica profesional.

En España, en el documento de trabajo “Análisis de Situación de las Terapias Naturales” elaborado por el grupo de trabajo del Ministerio de Sanidad y de Política Social, se explicita reiteradamente, y así aparece en sus conclusiones, que la heterogeneidad de las Terapias Naturales dificulta delimitar su alcance, pero no se entra en ningún momento a evaluar más allá.

Si lo hubieran hecho, se hubiera evidenciado que, algunas de las MTCI, como por ejemplo la Medicina Tradicional China, son estudios universitarios en su país de origen, con una duración de 5 cursos académicos para la obtención del título de grado que posibilita su ejercicio profesional. También se hubiera evidenciado que estos estudios son considerados sanitarios en sus países de origen.

Es preciso, por tanto, un análisis individualizado de cada una de las MTCI, con el grado de profundidad adecuado, para dar una respuesta a las consideraciones para tener en cuenta ante una posible regulación. Se debe partir, además, de la premisa fundamental de que toda terapia, convencional o no, es en sí misma un “acto médico”, que precisa de un diagnóstico previo, de una indicación terapéutica y de una aplicación de la misma, y que debería ser realizada, necesaria y obligatoriamente, por una persona cualificada y legalmente autorizada para ello.

Las Medicinas Tradicionales, Complementarias, e Integrativas, como la convencional, son procedimientos dirigidos al individuo, tendentes a la prevención, promoción, cuidado, diagnóstico y, si procede, tratamiento de su estado de salud. Por ello, deben incluirse, en el ámbito de los estudios, dentro de la familia de Ciencias de la Salud, y deben ser consideradas actividades sanitarias, en el ámbito del ejercicio profesional.

Respecto a cómo debería ser la regulación que entendemos, a la luz de lo expuesto, necesaria y conveniente. Hemos podido constatar que la tendencia actual es ir a un modelo regulatorio parecido al de Australia o Portugal, que han sido los últimos en regular, pero con el añadido de que, también debe regularse la formación y cualificación profesional de los médicos y otros colectivos sanitarios.

En este sentido, quiero remitirme al MANIFIESTO de la MESA ESTATAL PARA LA REGULACION DE LAS MTCI, consensuado por más del 90% del Sector en España, y posteriormente adoptado en su integridad en la DECLARACIÓN DE PEÑISCOLA, y en el que tanto la Asociación Española de Medicina Integrativa AESMI como la Fundación Terapias Naturales FTN han tenido un papel muy activo.

Es evidente que lo principal es la seguridad, la calidad y la eficacia de los tratamientos de los profesionales que practican las Medicinas Tradicionales, Complementarias e Integrativas. También que estas disciplinas científicas puedan seguir avanzando, como toda ciencia, y que además se pueda avanzar en su integración con la medicina occidental y su futura inclusión en los Sistemas Nacionales de Salud.